Unidos Podemos, la fuerza motriz de una ilusión

Luang Prabang, Laos, 10 de junio de 2016

Me desperté de la siesta y allí estaba Victoria dándose el gusto leyéndome los resultados del CIS. Tomo un medicamento para el catarro que me deja deliciosamente sopa nada más cerrar los ojos, con la ventaja de que cuando me despierto me encuentro con el cuerpo ligero, así que lo del CIS completó el trabajo de dejarme fresco como una lechuga y con una sonrisa bailándome en los labios. En esta ocasión no iba a necesitar abrir ningún periódico más: “Crepúsculo de los bueyes/está despuntando el alba”. Los versos de Miguel Hernández brotaban diáfanos de la hora de la siesta. En estos tiempos que corren es necesario beber algún refrigerio de vez en cuando so pena de caer en un bochornoso escepticismo, así que fresquito se queda uno con estos vientos del pueblo, “Vientos del pueblo me llevan,/ vientos del pueblo me arrastran”, la gente, que decimos ahora, ganando terreno poco a poco a la ignominia y a todos los vergonzosamente amañados medios de comunicación. Y es que está todo tan difícil, tan tomadas las instituciones, y ahora la marcha atrás de Brasil y Argentina. No obstante, ahí lo tenemos, paraece que está despuntando el alba, cada vez la claridad sobre el horizonte es más palpable, más real.

Hasta que llegó la hora de cenar me dediqué a terminar los últimos capítulos del libro de Aung San Suu Kyi que hablaban de la Disneylandia del fascismo en Birmania, una expresión muy propia para retratar el ridículo régimen militar que usurpó el poder en el país  durante décadas. ¿Cómo podríamos llamar nosotros en nuestro país a este patético panorama político de mentiras, soborno, corrupción de la derecha? ¿No somos además de un país bananero una especie de disneylandia de la democracia?  Y sin embargo estamos recuperando la capacidad de soñar que tras décadas de gobiernos servidores de los intereses de la banca había quedado totalmente noqueada. Aung San Suu Kyi habla constantemente de la violencia irracional del regimen militar que hunde el país en la miseria, del mismo modo que nosotros hablaríamos del neoliberalismo, pero ella le dedica también tiempo a ese mundo nuevo que están construyendo. Las nuevas fuerzas democráticas de Birmania se aglutinan en las calles, se apiñan en torno a una nueva justicia. “I have a dream” (Martin Luther King). “Dormíamos y despertamos” (15M). En Birmania también dormían y han despertado.

Casualmente la película que había elegido Victoria para la noche también hablaba de un sueño, "El viento se levanta", el film de animación de Miyazaki. “El viento se levanta”, por encima de todo es la historia de un sueño de infancia. La fuerza que mueve a Jiro desde jovencito, antes de convertirse en ingeniero aeronáutico y, después durante toda su vida, es el sueño de crear un avión bello; la pasión de crear es una constante a lo largo de todo el film. Que un sueño dé significado a la vida, que se irá construyendo poco a poco con la fuerza de esa materia onírica a través de todos nuestros actos, muestra el lubricante de que debe estar impregnando nuestra voluntad para que ésta llegue a imponer sus determinaciones, sus ideas, sus conclusiones.

El sueño, la ilusión como componentes de un proyecto político parece en estos días electorales que fuera un bien irrenunciable para llevar a cabo la colosal tarea de empezar a cambiar nuestro entorno político. Si echamos una ojeada para ver cómo andan de ese ingrediente en sus entrañas cada una de las formaciones políticas que concurren a las elecciones, uno adivina fácilmente que sólo en Unidos Podemos se vive un alto clima de ilusión que puede movilizarnos y catapultarnos hacia un futuro mejor. Decir que en la gente del PP existe ilusión por algo sería pensar que, o nos están tomando el pelo o que confunden la ilusión con la rapiña y con la codicia. Asignar ilusión a un partido promovido por el IBEX35 para intentar mantener sustanciosos los beneficios de estos últimos; es imposible, la ilusión mana del interior de las personas, se sustancia en la esperanza de un mundo mejor y más justo y Ciudadanos es una correa más de transmisión de la codicia del neoliberalismo. ¿La ilusión del PSOE? El PSOE agotó la capacidad de ilusionar e ilusionarse a los pocos años de acceder al poder; su maridaje con los poderes económicos, la desprotección social y laboral que llevó a cabo y el olvido de que sus intereses deberían estar en la defensa de la clase obrera le han convertido en partido viejo, apoltronado en los privilegios, una situación muy poco propicia para soñar con nada, para exudar una mínima ilusión de cara al futuro.

Los resultados de la última encuesta del CIS avalan esa ilusión que empezó a germinar un casi lejano mes de mayo. El nuevo clima, la irrupción definitiva, dados del brazo con Podemos, de la punta del ariete de la izquierda con Garzón, Maillo, Monereo, Julio Anguita, con otras formaciones, Mónica Oltra, Ada Colau, Domenech,  junto a toda esa prole de personajes nuevos que arrastra la creación morada, hacen prever que sueño que empezamos a engendrar hace cinco años se está haciendo realidad.