Podemos versus Agamenón


Pafos, Chipre, 8 de julio de 2015

Dedico estas líneas a los amigos del Círculo Podemos de Serranillos.

Hay un relato de Cortázar en que un apesadumbrado pasajero de un avión anda hundido en problemas personales para los que no parece haber solución. Por lo que lejanamente puedo recordar pasa una gran parte del vuelo totalmente absorbido por negros pensamientos. En algún momento del vuelo sucede algo inesperado, el personaje mira por la ventana y en aquel instante por el ojo de buey, diez kilómetros de distancia bajo las alas del avión pasa la forma pisciforme de una isla. En su cerebro, como un lejano redoblar de campanas, algunas sinapsis entre sus neuronas le empiezan a dictar la posibilidad de un proyecto loco. El relato termina con inesperado cambio de planes del pasajero. Días más tarde el narrador lo sitúa feliz viviendo en un apartado rincón de aquella isla en donde un hombre mira pasar un avión con una sonrisa en los labios.

Me acordé de este relato mientras leía la Ilíada en el vuelo entre Atenas y Chipre. En los campos de Troya aqueos y troyanos destrozan sus vidas convirtiendo el lugar en un lago de sangre mientras Aquiles, enfurruñado, deja pasar los días ajeno totalmente a la lucha que se desarrolla más allá de su tienda . En Algún momento, Agamenón, el causante de sus pesares porque le ha robado a Aquiles la bella Briseida, la de hermosas mejillas, se arrepiente y ofrece a éste grandes recompensas para que su afrenta quede olvidada y le perdone. Los emisarios visitan a Aquiles, pero éste se resiste a perdonar la afrenta. Es el instante en que el caballero Néstor, al calor de la arenga de Diomedes, domador de caballos, exhorta a Aquiles con un acalorado discurso en donde encuentro estas graves palabras: "Sin familia, sin ley y sin hogar debe vivir quien apetece las horrendas luchas intestinas". El tono grandilocuente de Homero ni qué decir tiene que acaso no venga a cuento en un pobre conflicto generado en un rinconcito de la Hispania, pero los hechos ilustran perfectamente perfectamente la clase de conflictos que, ajenos a una realidad importante interfieren en ésta hasta el punto de hacer imposible el objetivo, la conquista de Troya y la liberación de Helena, que reunió a argivos, aqueos y a otros pueblos de la antigua Grecia en un primer momento.

Me explico. El pasado mes de febrero, al socaire de los vientos que corrían entonces en el país, corrupción, paro, desahucios, merma en los servicios de sanidad y educación, surgió en nuestro pueblo, como si de una barricada se tratara, la idea de crear un Círculo Podemos como herramienta con que combatir de cara a las elecciones municipales, autonómicas y generales este estado de cosas. En la reunión fundacional del Círculo quedaron muy claramente expresados los motivos por los que cada uno de los concurrentes se adhería al círculo. No hace falta repetirlo aquí, el que quiera puede encontrar aquel acta en la web del Círculo (podemosserranillosdelvalle.es). Posteriormente, y como consecuencia de la creación del Círculo, logramos dos concejales en el ayuntamiento, que unidos a los concejales de otros dos grupos políticos, hizo posible desbancar al PP y la corrupción que éste representa de los órganos de gobierno. Todos contentos hasta aquí, primera parte de nuestros objetivos cumplida. Y es aquí, cuando los trabajos comienzan, y por seguir el cuento de Homero, y es necesario arremangarse para ponerse a trabajar, cuando Aquiles y Agamenón discuten y todo parece ponerse de patas arriba hasta el punto de hacernos olvidar la razón de nuestra presencia en el ayuntamiento. Ninguno de ellos, Aquiles y Agamenón, de ser preguntado pondría en duda la razón de esa aventura en la que se han embarcado, de la misma manera que no creo que ninguno de los compañeros del Círculo Podemos ponga en duda cuál es la razón de haberse enrolado en una acción política con otros vecinos.

Sin embargo ahí estamos, parece que somos capaces de pasar todos los trabajos de un Odiseo camino de Ítaca pero no de allanar problemas de índole menor. Es un poco grosero acaso argumentar desde miles de kilómetros de distancia sobre un conflicto del que apenas conozco los datos contradictorios de partes encontradas, pero acaso, precisamente por ello, la distancia en el espacio y en el tiempo, puedan ayudar a ver algunos aspectos del bosque que la maleza y la cercanía de los árboles no dejan ver, que la emotividad, el amor propio herido o la disparidad de opiniones en asuntos menores, acaso, impiden objetivar de cara a llevar adelante un proyecto político y social en el que todos coincidimos.

En un planteamiento como el actual si yo fuera mucho más joven no tengo la menor duda que esa isla del relato de Julio Cortázar habría sido mi salvación. Me habría vuelto a mi rincón en el que suelo habitar, esa isla a la que se retira el protagonista del cuento y adiós santas pascuas. No es el caso ni quisiera que lo fuera; quizás entre otras cosas porque he cumplido ya unos cuantos años y ello hace que se atempere esa emotividad que tocando fibras íntimas puede contribuir sin demasiadas razones objetivas a derribar un trabajo colectivo que con tanto esfuerzo hemos conseguido.

La suavidad de la tarde junto al Mediterráneo en Chipre, donde hace apenas unas horas hemos aterrizado, invita a ver las cosas con cierto sosiego, con la esperanza de que el sentido común se imponga y nos ayude a encontrar un camino que se ajuste a ese sentimiento de intentar mejorar nuestro entorno y nuestra sociedad.