Tennant Creek, Australia Central, 30 de marzo de 2016
Llevo días que lo que leo en los periódicos, y estos son muy pocos debido a la escasa cobertura de Australia Central, me alarma, cierto tufillo de incertidumbre se apodera dw mí. El mundo está hecho una mierda, hiede por todos los rincones. Es así desde hace mucho tiempo y en esa situación una cuestión de supervivencia creer en algo/ encontrar ilusiones aunque sea bajo las piedras es, sí, mucho más importante de lo que parece. Hemos vivido tantos años, décadas sumidos en el oscurantismo de los poderes fácticos si no en las canalladas de socialistas y populares que cuando el pequeño soplo de la calle llegó como brisa tonificante para decirnos que era posible otra cosa casi fue una borrachera, una borrachera pensar que el pueblo, la gente, esa palabra con la que tantos se llenaban la boca, podíamos al fin ser algo mucho más que un voto cada cuatro años.
Algo huele a podridos en Dinamarca, sí, la podredumbre acecha. Ingenuos, oí decir con frecuencia en el banco de los escépticos a aquellos que de verdad creíamos que sí que se podía. Ahora a meses de aquello mis dudas no están en la gente, esa que llenó las calles de Madrid y que más tarde arropó a ese podemos en morado que pudo llenar todo el centro de Madrid con el clamor de la convicción de que realmente el cambio era posible.
Con esa convicción acudimos a Vista Alegre pletóricos de la fuerza de que éramos muchos muchos en toda España los que unidos podíamos enfrentarnos a ese mal endémico de que la política esté siempre al servicio de las grandes fortunas, de la Iglesia, de una sociedad conservadora heredera del franquismo. Y allí, convencidos a medias de lo que se nos decía aceptábamos a regañadientes cosas del círculo promotor que no nos gustaban, pero como acaso, quizás, era posible que tuvieran razón de que para conquistar el cielo se necesitaba un poder piramidal fuerte pues llegamos a creer que bueno, que de momento podía ser, que ya vendría el instante de la revitalization de los círculos. Entonces parecía que lo que necesitábamos era un caudillo, con coleta sí, pero un caudillo.
Había que convencer a mucha gente de esto. Se consiguió. Se montó un escenario y un sencillo sistema que permitía votar sin demasiadas molestias. Sin embargo no había términos medios, todo lo que no se votaba y no estaba en la cabecera de la lista premiada se sumía en el desagüe de lo desaparecido para siempre. A los promotores del grupo Claro que podemos se les preguntó entonces si asumirían algunas de las otras propuestas votadas; se fueron por la tangente. Después hubo que votar a lo órganos rectores. Se propusieron de hecho las listas cerradas, otro amaño que propiciaba la organización piramidal y el deposito del poder en un pequeño grupo. También se aprobaron unos estatutos por un sistema parecido, el grupo de mayor influencia tenía todas las cartas en la mano. El salto final fue la elección del Consejo Ciudadano, que hoy en día no sabemos bien para qué sirve pero que son los sillares sobre los que se levanta el secretario general y sus allegados.
Podemos ha salido casi de la nada, ha empoderado a su cabeza visible y desde aquí éste ayudado por su excelente dominio de la imagen y los medios ha saltado a la contienda de unas elecciones generales con unos resultados excelentes. La apariencia de que todo es el resultado de la gente, esa desfachatez con que se repite una y otra vez el mismo estribillo, sigue sirviendo acaso como tapadera de casi la única realidad, la concentración de todo o casi todo el poder en unas manos, las de Iglesias, que acaso sigue paso a paso un guión que diseñó hace años y que se está desarrollando con bastante precisión.
¿Se erigirá alguna vez Iglesias en caudillo por la gracia de un oportunismo derivado del 15M y un subsiguiente manejo de las situaciones de masa y liderazgo estudiadas con una profundidad encomiable por demás por su inteligencia privilegiada? Cuando hoy leo la afirmación de Errejón de que no está de acuerdo con la decisión tomada por Iglesias en relación al cese del responsable de organización del partido aunque, afirma, que Iglesias sigue siendo su secretario y que los estatutos le permiten aquel cese, lo que estoy oyendo es que el Consejo Ciudadano es un paripé y no sirve nada más que para crear una apariencia, que allí quien decide y hace es el secretario general. Lo demás es pura fanfarria para despistar.
He intentado durante días ser comprensivo, porque me cuesta mucho trabajo poner en entredicho la buena voluntad de este hombre que tantas veces me emocionó con su discurso, pero hoy estoy en un punto de inflexión. También me entusiasmaba hace años con los motores de Felipe González y Alfonso Guerra y ahora me parecen dos perfectos fachas. Estoy jodido, no me gusta esto, no entiendo que alguien sin contar con nadie, con nadie, ni siquiera con ese amigo de tantos años y cofundador de Podemos, Errejón, tome una decisión tal. No es ese el modo en que yo he entendido siempre la filosofía del 15M y aquella que intentan decir que es la filosofía de Podemos.
¿No se estará/estarán aprovechando de nuestra buena voluntad, de nuestra capacidad para generar ilusión frente a ese escepticismo que nos ha hecho caminar durante décadas como condenados sin esperanza? ¿No hay en este hombre algo de ese Felipe González que ahora reprobamos con toda nuestra fuerza? ¿No será como ha sido casi siempre que el poder corrompe sin remedio?
Me cuesta escribir estas cosas. Pero es que me produce un miedo acerbo esta posibilidad. Me jode ser así de crítico,pero por ahí andan mis sospechas hoy, rumiando la posibilidad de estar siendo utilizado por una mente luciferina que tras la bondad de sus apariencias esconde un ansia de poder desproporcionada. Ojalá no sea así. Dentro de poco hará un año que he salido de España y tengo que confesarme que nunca hice un seguimiento de la prensa en torno a estos asuntos más asiduo que lo hago estos meses. Día a día la esperanza de poder llegar a vivir en un país donde la justicia sea posible, que no vivamos en un país bananero se me había convertido en un motivo para levantarme en estado de buena esperanza. Hoy las dudas son cada vez más alarmantes. No quiero oírlas pero me chillan en los oídos con una fuerza terrible.
Ojalá fueran todas estas falsas apreciaciones. Es totalmente cierto que debemos mucho a Iglesias de esta emoción que vivimos desde hace dos años. Su capacidad y su entrega junto a la de otros muchos ha sido determinante. No nos falles, le decía enfatizamente en una entrevista de La Tuerka su invitada. No nos falles.
Deseo, deseamos de todo corazonEspero, esperamos, creo, con toda sinceridad que no nos falle, sería seguir dando la razón a los agoreros de siempre.