Kardamyli, 4 de julio de 2015
Hoy, mientras esperamos sus largas cuatro horas la partida de nuestro autobús en Esparta, me deleito con la afinidad mundana de los dioses del Olimpo, un momento en que Tetis, madre de Aquiles, consuela a éste diciendo que sí, que visitará a Zeus para que acceda al pedido de su hijo que le devuelva
Agamenón la concubina que le robó, pero que habrá de esperar éste porque Zeus se marchó durante doce días con los probos etíopes para asistir a un banquete y no volverá en doce dias; y me imagino cómo Zeus toma su avión particular hasta Etiopía, o quien sabe, acaso toma un vuelo baratito de Ryanair. Y así, el lloroso Aquiles, a quien Agamenón ha robado su compañera de lecho, la de ojos sonriente, se siente consolado por las promesas de su madre y sus ojos dejan de derramar amargas lágrimas. Aquiles queda no obstante con el corazón irritado a causa de la mujer de bella cintura que le habían arrebatado. Imaginar a un efebo de hoy llorando y suplicando a su mamá para que ésta se ocupe de recuperar los favores de un cuerpo bonito supera mi capacidad de imaginación, más cuando el nombre de Aquiles como héroe de la guerra de Troya ha atravesado milenios de notoriedad para llegar a nosotros como ejemplo de varonil valentía.
Cuando a los dioses y héroes se les despoja de su aura de mitos y se les coloca en el tráfago de la vida cotidiana, cuadros como el de Ingres donde se representa a Tetis haciendo la petición de su hijo Aquiles a Zeus, pasan de la gravedad de un asunto histórico o mitológico a adquirir una dimensión anecdótica y cotidiana que nos hace sonreír. Dos cosas que para mí estaban totalmente desconectadas, el cuadro de Ingres y esta escena de la Iliada, pasan por la gracia del instante a unirse en una; la primera, atractiva especialmente por ese atrevimiento del pintor de transformar la curva del cuello y el cuerpo entero de Tetis en una ondulación de cisne al servicio de una nueva armonía pictórica, de la misma manera que el alargamiento de los rostros sirviera al Greco para trascender la mera representación de un personaje. El juego que consiste en hacer del arte un elemento multiplicador que engendra, como la Medusa, una tras otras múltiples cabezas, variables artísticas diferentes, es un fenómeno que debemos celebrar por todo lo alto. Sin el soporte de la mitología griega o, en otro ejemplo de distinta índole, la vida de Jesucristo, el arte posterior habría quedado privado de una riquísima fuente de inspiración. Imaginar a Ingres, a Rubens o a Van der Weyden desprovistos del soporte mitológico o religioso es un ejercicio verdaderamente difícil, aunque también podrían invertirse los términos de la argumentación diciendo como Cioran que Dios tenía que ser gracias de su propia existencia a Bach y su música.
Mientras nuestro autobús atraviesa los montes Taigetos camino del mar y Kalamata hablamos de Podemos y esa democracia entrecomillada que están fabricando y que tan poco nos gusta. La cosa es tan evidente que hasta algún editorialista de El País de hoy lo pone, no tan exageradamente, al lado de la democracia que se utiliza en el PP. Es lastimoso que que vayamos a convertir lo que se preveía como la posibilidad de dar cauce a la amplia asamblea de los Círculos en un sistema plancha que se traga como la ballena de Jonás todas las múltiples voces disonantes en aras de la llamada eficiencia. Así no se ganan unas elecciones decía enérgicamente Pablo Iglesias en Vista Alegre el pasado otoño despachando la pluralidad de las propuestas y no admitiendo ninguna clase de síntesis que pudiera integrar las opciones más relevantes de otros circulos con las de Claro que podemos. Lo que entonces interpretamos como un mal necesario para acceder al poder, poco a poco se nos va decantando como una disimulada usurpación de las múltiples voces que componían Podemos, por procedimientos que no disimulan que es posible construir una mayoría basándose en un modo de hacer clic con el ratón a listas completas, algo que además de incentivar la pereza de los votantes favorece a lod más conocido, a los más televisables que no necesariamente pueden ser los más preparados y competentes. Creo que desde la dirección de Podemos se hace un flaco favor a esta nueva democracia que estaba formándose a partir de Círculos y asambleas. De hecho los Círculos tal como vienen organizando el cotarro desde arriba son una pura decoración, no más, una herramienta para servir a las decisiones de una minoría que no da cauce a la rica multiplicidad de las bases.
El paisaje que atravesamos es agreste, de grandes entalladuras en la terreno por donde trepa penosamente el autobús en amplios bucles. Poco después de alcanzar el punto más alto de la cordillera el paisaje se torna marino, las montañas y el mar se hermanan en un armonioso abrazo fraterno.
Un segundo autobús nos dejará un rato después en Kardamili interrumpiendo nuestros comentarios sobre una entrevista a Varoufakis en El Mundo de ayer en donde éste afirmaba que lo que está haciendo la Unión Europea con Grecia tiene un nombre: terrorismo. Los terroristas, los verdaderos terroristas, como en este caso la UE y en el resto del mundo los Estados Unidos, refugiados en el discurso de los vencedores, en la voz del imperio, mimetizados de demócratas, lo que hacen de continuo es subvertir la semántica atribuyendo a otros con desvergüenza y grosería lo que es propio de países asesinos al servicio de espurios intereses; ellos mismos. ¿No es esa la historia de Estados Unidos en el último medio siglo? ¿No es esa la actitud de Alemania, un pueblo que debería vivir bajo tierra muerto de vergüenza después de la masacre de la Segunda Guerra Mundial?
La hospitalidad griega es un regalo que estamos disfrutando con agradecimiento estos últimos días. La dueña de la casa donde nos albergamos hoy no nos ha dejado marchar a dar una vuelta hasta que no hemos dado cuenta de una refrescante merienda, sandía, melón, cerezas, un dulce muy conocidos aquí y del que no hemos logrado averiguar el nombre y, para finalizar un café frapé. Todavía tuvimos tiempo de ver desvanecerse el sol desde la orilla del mar.